jueves, noviembre 12, 2009

Cuestión de orgullo

“Tú párate aquí por favor”. ¿Cómo? Ah, seguro soy uno de los pocos afortunados, me van a regresar el dinero y me dejarán pasar gratis al bar. Iluso, me habían hecho a un lado. Para cuando lo comprendí estaba parado junto a otra persona de piel morena, mientras los blanquiñosos nos pasaban junto, ansiosos por disfrutar la noche.

Esperé pacientemente mis cinco euros. “Tranquilo, en cuanto los tengas en la mano podrás hacer lo que quieras”, me dije. Tan pronto como mis dedos rozaron ese billete, símbolo de la unidad social y económica de 27 países, comencé a reñir al percherón de la puerta. Eres un puto racista, eso es lo que eres, le dije con los labios mientras mi cabeza decía que el tipo media más de dos metros de altura, que el ancho de su físico doblaba el mío y que sus pómulos parecían haber sido golpeados muchas veces. Pero mis labios no hicieron caso, ellos seguían -a no más de 15 centímetros de su cara- diciéndole que era un racista hijoeputa, mientras mi mano derecha acompañaba la escena, como un director de orquesta exaltado.

La experiencia anterior fue en Alemania, pero el racismo es una condición ideológica mundial que, quizá, nunca se borrará: como seres diversos y racionales nos reconocemos diferentes. El problema viene cuando los tratos diferenciados dan inicio, el derecho de uno es el lujo de otro.

Lou Dobbs era, hasta hoy, el único presentador de CNN en Estados Unidos que de forma abierta atacaba a los inmigrantes en ese país. Su blanco favorito eran los mexicanos, los llenaba de insultos y se apoyaba en pseudoargumentos para exigirle a su sociedad que le cerrara las puertas a todos los mexicanos –y de paso a todos los latinoamericanos-, que porque dañan a la sociedad estadounidense más de lo que la benefician, según él.

En realidad su batalla era personal, más que profesional o por patriota. Lou Dobbs es parte de las ya muchas generaciones fascinadas con el eurocentrismo ciego, con todo lo que ello implica. El principal argumento en contra de los inmigrantes mexicanos en EU es que la comunidad está creciendo muy rápido, que las proyecciones afirman que dentro de unas décadas allá será México otra vez, pero pocas personas saben que, de acuerdo con el Censo de EU, los mexicanos-estadounidenses –nacidos o con raíces en México- representan el 12.5 por ciento de la población en aquella nación, mientras que los alemanes-estadounidenses –la mayor parte nacida en territorio de EU- suman el 17 por ciento de los habitantes de un país donde viven cerca de 300 millones de personas. ¿Y por qué nadie se queja de la invasión germana en EU? Simple, porque la mayoría de los alemanes son mejor aceptados y pasan inadvertidos por tener características físicas que cuadran con la idea que muchos tienen sobre cómo debe ser un estadounidense.

El dato anterior es un indicador de que, quienes están en contra de la inmigración mexicana en EU, no le temen a que haya gente con raíces de otro país queriendo dominar a esa nación, sino que le tienen pavor a un grupo de morenos en posiciones de poder dentro de su sociedad. Eso les pega en el orgullo eurocentrista.

A Lou Dobbs, como portavoz del racismo gringo, se le cayó el micrófono de CNN, aunque se rumora que ya está en pláticas con sus iguales: va a firmar con Fox News para seguir con su lucha antiinmigrante. Eso a él, y a mí, luego de una gestión con la Agencia Antidiscriminación alemana, el percherón del bar me tuvo que dar una disculpa por escrito luego de que me excluyera por motivos raciales. Me invitaron a pasarla “bomba” en sus instalaciones, con todo pagado. No acepté. También es cuestión de orgullo, les contesté.


Imagen tomada de Absolutads.com. Print de la campaña publicitaria de Absolut, lanzada en abril del 2008.

2 comentarios:

  1. Los alemanes sufrieron mucha discriminación en Estados Unidos hace un siglo, cuando se les veía como amenaza a la identidad anglosajona de Estados Unidos. El libro de Samuel Huntington, Who Are We? habla de este tema precisamente.
    Eventualmente, cuando los flujos migratorios de México a Estados Unidos se detengan, los ataques contra los mexicanos desaparecerán como desaparecieron los ataques contra los alemanes.
    Lo que Dobbs y los de su calaña no dicen porque no les conviene es que los mexicanos se integran de una manera impresionante a la sociedad estadounidense. Hasta la fecha, no han formado un lobby que vele por los intereses de sus países de origen, a diferencia de lo que han hecho los judíos, los armenios o incluso los irlandeses.
    Los mexico-estadounidenses odian a su país de origen de la misma forma en que ese país odió a sus padres cuando eran pobres.

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  2. A mi me toco lo siguiente una vez: viajaba en un tren que de repente fue abordado por militares,estos bajaron a muchas personas del tren,todas las personas que bajaron eran de morenas a muy morenas y algunas de plano negras, por la ventana pude ver como los acomodaron a todos en filas, me quite los audifonos para ver tratar de escuchar lo que pasaba, los soldados empezaron a preguntarles a donde viajaban, de donde venian y a muchos les pidieron documentos, aun y cuando no estabamos en frontera con otro pais, al final 2 no volvieron al Tren, los que subieron estaban muy indignados por el trato que les dieron,dos de ellos eran profesores de no recuerdo que universidad y de ahi en adelante no dejaron de platicar sobre la amarga experiencia

    Yo viajaba sin ningun tipo de documento ni del pais ni de mi pais de origen (tengo doble nacionalidad), simplemente no me bajaron del tren por mi color de piel

    Y donde fue todo esto? en Mexico

    No se ocupa ir a Europa o al Norte para ver discriminacion, solo basta ver a nuestros hermanos indigenas

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