miércoles, septiembre 21, 2011

Un buen corazón


Publicado en Educación a Debate el 12 de septiembre de 2011.

Sorprende que el Dalai Lama venga a dar una conferencia invitado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). “Pobre, ni ha de saber con quién va a estar ahí”, escuché varias veces durante los días previos a la visita.

En el Centro Cultural del México Contemporáneo, una de las sedes del SNTE ubicada a unos pasos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), deambulan sólo personajes, el domingo parece haberles invitado a buscar la espiritualidad.

Su nombre, me preguntan poco después de pasar las vallas. Luego me entero que ahí sólo hay gente invitada; son la élite del magisterio pienso, pero poco después me confunde ver a la cantante Ana Bárbara haciendo caso omiso a la larga fila y caminando como queriéndole robar cámara al monje tibetano que aún no llega.

Ya en el salón, unas mil 500 personas esperan sentadas al XIV Dalai Lama, cuyo nombre es Lhamo Thondup, nació en el Este del Tíbet y ganó el Premio Nobel de la Paz en 1989. La espera se hace larga, pero la decoración y la música tibetana aligeran el momento.

Al fin, después de las 14:00 hrs. se muestra en las dos pantallas colocadas en los costados del escenario la llegada de un par de camionetas Suburban, el Estado Mayor Presidencial lo custodia, le ponen un banco para que pueda bajar con comodidad del automóvil.

La presidenta del SNTE, Elba Esther Gordillo, lo recibe sonriente en la puerta y los invitados aplauden largo rato.

Richard Gere, actor estadounidense, le sirve de telonero al monje. Afirma que los docentes deberían ser los profesionales mejor pagados por la gran responsabilidad que tienen. Todos asienten entusiasmados.

Elba Esther Gordillo se sube al escenario, toma la palabra y se define a sí misma como la representante de los maestros mexicanos. Le agradece al “gran maestro” estar con ellos y asegura que “es tiempo para la paz”.

Luego, el Dalai Lama pide que alcen la mano los maestros, casi todos los presentes lo hacen y él abre sus ojos sorprendido. Sí, son maestros, sólo que tienen 20 años de no dar clases, se escucha discretamente entre los que están a mi lado.

El Dalai, en su conferencia denominada “Afilando la mente y nutriendo el corazón”, les pide a los maestros ser un ejemplo para sus estudiantes, les recomienda ser honestos, transparentes. La compasión, el perdón y el corazón cálido son el centro de su plática.

En primera fila, Richard Gere tiene a Elba Esther a su lado izquierdo y a ¿la Chapoy?, sí, a Pati Chapoy de su lado derecho. Pero como a la mitad del evento se levanta dejando solas a las dos mujeres.

El ex secretario de Educación Pública, Reyes Tamez Guerra, recuerda sus años mozos y le toma fotos al Dalai Lama, como chaval penoso en un concierto de rock.

La educación es fundamental para abrir las puertas de la inteligencia, dice el monje tibetano al terminar su plática; para entonces ya había bostezado tres veces, el hombre de 76 años de edad debe estar cansado a causa de la agenda apretada.

“Por la educación al servicio del pueblo”, dice el vitral central del salón, pero ya con todos levantados uno nota que aquí lo que casi no hay son maestros que trabajen frente a grupo. Muchas señoras vestidas de blanco desfilan como en evento promocional de bolsas o zapatos, algunas de ellas esperan, quieren saludar a su maestra.

Como la espera es larga, otros de los “profes” aprovechan para tomarse la foto con Olivia Collins, ¿ella también será maestra en algo?

El Dalai Lama se va por el mismo pasillo por el que entró, lo rodea una cuadrilla de guardias, camina rápido, saluda y se va contagiando la sonrisa y el buen corazón. Quizá sigue sin saber con quién estuvo.


Foto: Educación a Debate