jueves, mayo 21, 2009

El jinete


Carlos Salinas de Gortari
Parte 2 de 3

“Bienvenidos a la escuela de los rateros”, nos dijo aquel maestro de secundaria. La recepción me sorprendió pero no me tocó. El profesor aclaró. “Sí saben, ¿no? Que aquí estudiaron Luis Echeverría, José López Portillo y el actual presidente, Carlos Salinas”. A los recién ingresados a la Secundaria pública número 3, "Héroes de Chapultepec", el breve monólogo nos provocó una risa que sólo le da a la gente que no sabe de semántica.

Ser un héroe de Chapultepec tenía diversas ventajas y desventajas en comparación con los estudiantes de otras escuelas sostenidas con recursos públicos en México. Teníamos un taller de computación -en 1994 eso era un milagro-, con regularidad nos acarreaban a ceremonias donde alguien señalaba el momento ideal para aplaudirle al Presidente del país y, más que nada, recuerdo que teníamos un gimnasio de usos múltiples techado que se asemejaba a los de las series de televisión estadounidenses, construido gracias a la gestión de Salinas en el poder.

Y es que al ex Presidente le gusta el deporte, la competencia. Carlos Salinas montaba caballos con maestría. En 1971, a los 23 años de edad, ganó una de las once medallas de plata que obtuvo la delegación mexicana en los Juegos Panamericanos de Cali, Colombia. Tenía un caballo al que bautizó como El Agualeguas en honor al pueblo ubicado en Nuevo León, lugar en el que nació su padre y a donde le gustaba irse a descansar. Todavía le gustan los refugios, sentirse inalcanzable, por eso vive en Londres.

En una ocasión, poco antes de dejar la Presidencia, Carlos Salinas pagó nuestras obligadas idas a apoyarlo y fue él quien nos visitó en la Secundaria 3. Iba a inaugurar nuestro gimnasio agringado. Al pelón -así nos referíamos al Presidente los estudiantes- yo lo vi llegar e irse desde una de las vallas humanas que organizaron para recibirlo. Sonreía y saludaba, pero sobre todo, caminaba rápido, como si estuviera en una carrera permanente.

Conozco mis aciertos, pero, más que eso, conozco mis errores, dijo el ex Presidente en una entrevista el año pasado. El hombre parece haber perdido la puerta grande, aun después de haberla tenido en la mano, pero no está dispuesto a utilizar la salida de atrás.

Durante sus primeros 46 años, Carlos Salinas ganó más medallas de oro que de plata, eso es seguro, montaba como pocos en México, pero la vida cobra, y desde hace muchos años que dejó de cabalgar como solía hacerlo, ya no salta los muros altos, hace mucho que se cayó del caballo.



Foto del periódico El Siglo de Torreón. Los Salinas, los jinetes. Raúl Salinas padre al centro, Carlos Salinas a su izquierda y Raúl Salinas a su derecha.

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