jueves, marzo 26, 2009

Justicia ajena


Taiwán, un país mucho más joven que México, hoy está llevando a juicio a uno de sus ex presidentes por incurrir en crímenes que lo podrían llevar a pasar el resto de su vida en la cárcel. ¿Y en México qué hacemos con nuestros ex gobernantes corruptos?

Chen Shui-bian, quien gobernó del 2000 al 2008 la isla asiática, está acusado de corrupción y lavado de dinero. Que le robó unos 3 milloncitos de dólares a sus gobernados y aceptó otros 9 para facilitar contratos con empresas inmobiliarias, dicen los que lo acusan.

Si es cierto o no ya lo probará la justicia taiwanesa, pero me llama la atención que en otros lugares sí es posible enjuiciar a los ex gobernantes, y en México todos cierran los ojos, sonríen y esperan hasta que, o se le olvide a la gente, o se muera el implicado.

Ahí está Vicente Fox, que hace un par de semanas anunció la construcción de su hotel de cinco estrellas, “lo más moderno de lo moderno”, como definió el ex presidente a su proyecto. ¿De dónde han salido los más de 250 millones de pesos que hasta ahora ha invertido en su mentado Centro Fox? El propio ex habitante de Los Pinos dice que son donaciones de 3 mil personas. Sí, ajá. ¿De dónde van a salir los pesos para el hotel? Cínico.

Nuestro lamentable ex presidente, a la luz de todos y con descaro, favoreció a los hijos de su esposa con contratos públicos y aceptó un Jeep Wrangler de “regalo” mientras era el mandatario del país. Eso, en términos judiciales, se llama tráfico de influencias y soborno. Y para reconstruir su rancho como lo hizo –según lo presumieron hace mucho en una revista de esnobismo– Fox tuvo que haberse guardado muchos más millones públicos de los que según se robó el ex presidente taiwanés.

Y nuestro ex gobernante ahí sigue. Caminando por la calle y planeando cómo se va a gastar el dinero que le robó al país. Así es la justicia mexicana, que obliga a su pueblo a conformarse con juicios ajenos, lejanos.


Foto de Reuters. Chen Shui-bian, ex presidente de Taiwán.
Por Válek Rendón

miércoles, marzo 11, 2009

En otro espacio, en otro tiempo


Las sociedades y los gobiernos, de todo el mundo, por un lado condenan el asesinato, pero por el otro lo respaldan. La dualidad parece ser naturaleza humana, el doble discurso es perfecto cuando nos conviene.

La historia de terror del adolescente alemán de 17 años que hoy mató a 16 personas e hirió a otras tantas en una escuela al sur de Alemania me hizo recordar a Stephen Glass, un periodista que de 1995 a 1998 inventó, parcial o totalmente, 27 historias publicadas en la entonces prestigiosa revista estadounidense The New Republic.

Glass fue descubierto y, por faltar al principio más básico del periodismo, lo despidieron –obviamente–. Un crítico comentó: la ironía de esto es que en un universo paralelo me puedo imaginar a Stephen Glass como un novelista reconocido, exitoso y hasta respetado, porque es buen escritor de ficción.

Lo mismo con este adolescente asesino que hoy también está muerto. En un mundo paralelo, bizarro, me lo puedo imaginar peleando por el ejército alemán en Afganistán, matando 16 talibanes en lugar de 16 estudiantes y académicos, recibiendo medallas de honor y devuelto como héroe de la guerra. Sólo que la cultura del asesinato tiene sus matices y, en este mundo, su crimen es imperdonable.

Está claro que no es lo mismo matar gente inocente que a otros asesinos como son los talibanes, pero lo cuestionable es la cultura del homicidio como recurso en la vida, la cual es alentada por los gobiernos y las sociedades de todo el mundo con sus fuerzas armadas, que en lugar de poner ejemplo, se van a las manos y a los balazos con quienes piensan diferente a ellos.

Tal vez sea verdad que todo depende del contexto, quizá este niño psicópata, en otro espacio, en otro tiempo, hubiera sido un militar ejemplar del ejército alemán.



Para resaltar…
En México matan 1000 personas en 57 días y es normal, en Alemania matan a 16 en un día y es indignación mundial.
Foto de AP. Fuerzas especiales alemanas afuera de la escuela donde ocurrió la masacre, en Winnenden.
Por Válek Rendón

jueves, marzo 05, 2009

La Bahía Pirata, un país nuevo



¿Y si compramos un país para hacer nuestras leyes? preguntó uno de ellos. Es buena idea, así ningún policía podría quitarnos nada ni podrían demandarnos, respondió otro. Lo intentaron, pero no pudieron; el dueño de Sealand –una plataforma marítima ubicada al sur de Inglaterra que parece ser tierra sin ley– no quiso vender.

La anterior era la intención de los cuatro suecos dueños de www.thepiratebay.org demandados en Estocolmo por las grandes corporaciones dedicadas a la producción y comercialización de música, cine, juegos de video y software, las cuales culpan de sus “pérdidas millonarias” a estos Robin Hoods del entretenimiento.

Los cuatro güeros están nerviosos. Y cómo no, los gigantes trajeados que tienen enfrente los quieren meter a la cárcel un año y hacerles pagar 150 mil dólares a cada uno. El juicio comenzó el 16 de febrero pasado y hoy terminó la exposición de pruebas y argumentos, el resultado vendrá el 17 de abril y se convertirá en referente para el futuro de las leyes que regirán Internet y la manera en que los usuarios interactúan con los contenidos disponibles a través de este medio.

Estos nórdicos alegan que en la Era de la Información todo el mundo debe tener acceso a la información, pero del otro lado, las empresas aseguran que de continuar la descarga de música y películas sin pagar un centavo, estas industrias morirán. Es el choque generacional, no puede ser otra cosa. Los dueños de la industria no alcanzan a comprender la naturaleza de las nuevas tecnologías porque piensan que el mundo es el mismo desde que ellos nacieron, y la chamacada no conoce límites, no se imagina en un mundo donde le digan “no se puede”.

Es cierto que todos los creadores deben recibir un beneficio por su trabajo, pero hasta ahora las grandes productoras han gastado su dinero y energía en bloquear los recursos interactivos de Internet, en lugar de desarrollar nuevos esquemas y tecnologías que les permitan seguir con su negocio a través del acceso masivo a sus contenidos.

Con respecto al juicio, los cuatro personajes demandados dicen: “ya hemos escrito historia, más de una vez. Ahora estamos haciendo el futuro”. ¿Se referirán a que el acceso a todos los contenidos ya nadie lo detiene? No lo sabemos. Tal vez se refieran a que siempre sí van a comprar un país para que no los encarcelen, se debe poder ¿o no?



Cartón de thepiratebay.org
Por Válek Rendón