lunes, septiembre 03, 2012

Más de uno


A uno siempre le gustaría que hubiera alguien con más agallas y trepara la valla. Alguien que no huyera de nada como lo hacemos los hombres. Alguien que no usara pretextos mundanos para decir que, justo en este instante, uno no puede hacer nada, pero si los tiempos fueran diferentes, otra cosa sería.


Uno sueña con que llegara un Zapata y lo pudiéramos identificar sin chistes, sin juegos sociales y sin esperar el tiempo de rigor ni a editores que nos dirían que el personaje que tenemos enfrente es un héroe. Sería ideal que un árbol nos dijera con las hojas quién será recompensado con vida eterna en los libros y con placas en las esquinas de los edificios que nadie ve.

Uno desearía que llegara el héroe o la heroína que trepara la valla, corriera entre la gente vestida de policía y entrara por la puerta principal para romper un papel que al final vale lo mismo que una piedra puntiaguda. Y que a partir de entonces el país cambiara de mirada, las montañas se pondrían guapas con cimas más blancas, los bosques se forrarían de verdes incomprensibles para el ojo humano y nuestros pueblos se llenarían de bienestar impostergable. Pero esto no es así, nadie cambia el rumbo de un país solo, sólo con desearlo.

Y es que es muy romántico imaginar que un otro –un auditor, una diosa, un magistrado, una hija o un jardinero, da igual– tomará a esa persona que uno cree equivocada y le hará ver la película del mundo como nosotros la vimos. Así, el que está parado del otro lado del andén tendrá un arranque que le dará el impulso suficiente para ponerse a salvo y cambiar de dirección. Y por fin nos montaremos en el mismo tren que, sin duda, luego vendrá de regreso con nosotros arriba.

A uno siempre le gustaría que llegara alguien que trepara la valla, pero esto sólo sucede en los libros de historia porque no es verdad, porque para cambiar a un país es necesario, siempre, más de uno.

2 comentarios:

  1. Uf que asombroso texto! Un fuerte abrazo! con un gran suspiro lo leí dos veces! Resistencia.

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  2. Muchos deseamos lo mismo, y se que el destino inexorable de todas las naciones es el que cada día personas como tu, tengan ese despertar y ese anhelo, y se vayan sumando hasta lograr esos grandes saltos sobre el abismo.

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