El hombre, de casi 60 años de edad, toda su vida ha sido una persona responsable en términos políticos. En todas y cada una de las elecciones que le han concernido ha ido a votar por uno o por otro; siempre, con la esperanza de que algún día llegaría al gobierno gente honesta y comprometida con la sociedad.
Esta vez también voy a votar, me platica mi amigo. Pero voy a anular mi voto, con una cruz que atraviese de lado a lado la boleta electoral para que vean los desgraciados, sigue diciendo entusiasmado. Me detalla que ya ni en la autoridad electoral confía. Que todos son unos idiotas.
Habría que preguntarle a los políticos mexicanos cuál es su estrategia para ser tan impopulares. La gente por lo general trabaja para mejorar su situación, cualquiera que ésta sea, pero la clase política en México es hábil para hacerse odiar, les sale natural. Es más, si lo planearan no les saldría tan bien.
Muchos critican el voto en blanco, dicen que es irresponsable y hasta cobarde –algún interés personal tendrán quienes no respetan las decisiones de los demás-, pero la verdad es que cualquier gobierno que le quita la esperanza a la gente merece la ilegitimidad. A poco más de dos semanas de las elecciones, sí, que se vayan todos. Sí, que se vote en blanco. ¿Por qué? Porque no ha llegado el día en que los políticos mexicanos comiencen a trabajar por la gente.
Foto de Reuters. "Marcha blanca" contra la violencia en México realizada el 30 de agosto de 2008, el Zócalo del Distrito Federal en la imagen.